jueves, 7 de octubre de 2010

Generacion nini

Generación Nini, tendencia mundial. Se denomina así a jóvenes de entre 14 y 30 años que ni estudian ni trabajan. Se trata de una problemática que se vive en España, Argentina, México, entre otros países.
Sin embargo, al contrario de lo que puedan pensar muchos, esta inactividad les produce a esos adolescentes un sentimiento de angustia profundo. Incluso, psicólogos afirman que últimamente las consultas de los jóvenes se deben a casos de angustia difusa.

La angustia, aclaran los especialistas, se da ante situaciones de incertidumbre; para estos jóvenes estudiar no sirve de mucho porque después cuesta mucho conseguir trabajar de ello. Es que la realidad de los adultos los abruma. En definitiva, estos chicos tienen una constante sensación de sin sentido.
Por ejemplo, en España, una encuesta realizada por Metroscopia (en 2009), reveló que el 54% de los jóvenes de entre 18 y 34 años no tienen un proyecto por el cual sentirse interesado.
Por su parte, los sociólogos hacen una comparación con generaciones pasadas, que si no estudiaban se ponían a trabajar; hoy, las nuevas generaciones no hacen ninguna de las dos, por lo que su futuro no tiene buen pronóstico.
Esto se debe a las crisis económicas, las cuales han causado que el ámbito familiar de estos jóvenes vea afectado su nivel de vida, llegando a niveles de precariedad e infraempleo. Por lo general, la generación nini se da en clases medias a bajas; y si ellos no reciben una ayuda de la sociedad, su vida será un barco a la deriva, al cual “cualquier” puerto les quedará bien.
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El purgatorio económico tiene forma: ser joven, no estudiar ni trabajar. Para ellos se ha inventado un término, generación Ni-Ni y una cifra: se dice que son 7 millones de personas en México.
No está claro de dónde salió el número, pero es evidente que se trata de uno de los mayores problemas sociales: no hay futuro para un país que no tiene casi nada que ofrecer a un tercio de su población joven.
La PGR advierte del riesgo de que ellos sean cooptados por la delincuencia organizada. Expertos del sector salud se refieren a un abanico de problemas que van desde las adicciones hasta la depresión y el suicidio.
La economía también aporta sus preocupaciones: tener millones de jóvenes que no estudian ni trabajan significa derrochar uno de los recursos más valiosos. Divino tesoro, le llamaban los poetas cursis. Bono demográfico, dicen los estudiosos. Todos se refieren a un potencial creativo, productivo y transformador que está en la juventud y no se realiza.
¿Cuántos son los Ni-Nis? Se repite desde hace algunos meses, como si se tratara de una realidad estática. Estamos ante una mancha que está en movimiento perpetuo. Podrían ser más que 7 millones. El INEA asegura que 17 millones de personas han dejado los estudios por dificultades económicas (no en esta crisis, hay que aclarar). La última Encuesta Nacional de la Juventud, hecha en el 2005, registra que 33.7% de los jóvenes de 20 a 24 años no había trabajado jamás. En el caso de los de 25 a 29 años es 21.3 por ciento. El desempleo abierto de los jóvenes es el doble que en la población general.
Los Ni-Nis mexicanos son muchos y no necesariamente se parecen a los de otros países. En España hablan de esta generación como la primera en encontrar un panorama económico muy negativo. Han estado precedidos por tres décadas de bonanza que trajo tolerancia y confort. En Estados Unidos se refieren a una generación NEET. No employment, no education and no training. Son cientos de miles y están desconectados de la esperanza.
Los Ni-Nis mexicanos son un reflejo de nuestra sociedad. Algunos viven su drama en sintonía con las últimas tendencias de la globalización. Son bilingües, tienen acceso a la tecnología y patrones de consumo de ocio muy sofisticados, con frecuencia subsidiados por sus familias. La mayoría no tienen tanta suerte. Su niniedad es una de las caras de la pobreza.

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